El desafío que presenta el transporte en las grandes ciudades lleva a que empresas, la academia y entidades gubernamentales unan esfuerzos para encontrar salidas. Una de ellas es mejorar la movilidad con tecnologías de transmisión de información en tiempo real.
Algunos fabricantes de vehículos también están pensando en esto. BMW, además de desarrollar vehículos híbridos o eléctricos y con esto hacer su aporte ne la reducción de emisiones de gases, con su concepto BMW i busca crear e impulsar servicios y soluciones de movilidad inteligente. Porque si las ciudades no evolucionan en sus soluciones de movilidad, ni los automóviles más eficientes y cómodos podrían brindar una experiencia satisfactoria a sus dueños en unas décadas.
Las universidades también hacen su parte. Una iniciativa destacada nació en 2009, por cuenta del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la Fundación Nacional para la Investigación de Singapur, que han creado el centro de investigación Smart Centre. Se trata del proyecto llamado Future Urban Mobility (FM), o Futuro de la Movilidad Urbana, que tiene una duración inicial de cinco años y tiene como meta ofrecer alternativas a los retos del transporte en las grandes ciudades del mundo, con ayuda de la tecnología y conceptos de sostenibilidad.
Uno de los primeros proyectos se centra en la movilidad por demanda, todo a partir de aplicaciones desarrolladas para los teléfonos móviles, los cuales, puestos cerca a los parabrisas o los vidrios puedan comunicarse con otros teléfonos y así saber, por ejemplo, cuando un semáforo estará en rojo o verde y calcular las paradas, generando ahorro de energía o combustible. También existe la idea de crear sistemas de bicicletas compartidas en las ciudades con sistemas de ciclorrutas –como Bogotá–.
Pero la ayuda con la movilidad no solo se queda en semáforos: uno de los proyectos más importantes del Smart Centre sobre tráfico en las ciudades es DynaMIT. Este sistema lanza predicciones sobre las condiciones de tráfico, proporcionando información en tiempo real –e incluso con minutos de antelación– sobre posibles congestiones, tanto a conductores como a los responsables de dirigir el tráfico.
Funciona con la recopilación de datos de un mismo lugar y por medio de sensores de tráfico analiza el comportamiento del tránsito y con ello brinda alternativas al usuario sobre qué rutas alternas puede tomar y cómo evitar las congestiones. Todo este trabajo se hace a partir de las posibilidades tecnológicas que existen, pues las simulaciones son hechas con una descomposición de la red de tráfico en pequeñas subredes con múltiples procesadores.
Ya han hecho pruebas en ciudades como Los Ángeles e Irvine, en California, en Beijing y en Singapur, y en este momento se está trabajando en DynaMIT 2.0, que busca incorporar nuevos datos que vienen de GPS y otros sistemas inteligentes que servirán para las predicciones.
Además, DynaMIT 2.0 se está probando en Lisboa, Portugal, para que sea todavía más preciso, tanto en eventos y situaciones previsibles como cierres de avenidas o marchas, como en situaciones imprevistas como accidentes, daños en la vía o inundaciones, todo gracias a la recopilación de datos en tiempo real.
Lo importante de estas múltiples opciones, y teniendo en cuenta que ya no es un sueño pensar en un automóvil que se maneja solo, es pensar que las situaciones de tráfico en las grandes ciudades pueden mejorar. Los datos en tiempo real podrían ser los grandes artífices de este sueño.
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