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El experimento de nuevo probó ser demasiado ambicioso para la tecnología de Darpa. El Falcon se perdió poco después de haber comenzado a volar, y aunque no hay detalles sobre qué tan veloz llegó a ser durante sus 9 minutos de vuelo antes de su desaparición, queda claro que todavía hay camino por recorrer antes de que sea posible viajar a 20 veces la velocidad del sonido. Más información: El avión más rápido del mundo se hundió en el Océano Pacífico.
Nota original, publicada a las 12 m.:
Durante los últimos días los titulares acerca de Estados Unidos han sido bastante negativos, pero si hay algo que caracteriza a ese país es su insaciable sed por avanzar en el ámbito militar. A pesar de la debacle fiscal que está atravesando el gobierno gringo, parece que siempre va a haber dinero para ensayar un arma que puede marcar la diferencia en una guerra futura. Hoy Estados Unidos probará el avión Falcon Hypersonic Technology Vehicle 2, una nave supersónica capaz de unas velocidades sin precedentes.
El vehículo es fruto de ocho años de trabajo por parte de la Agencia de Defensa de Estados Unidos para Proyectos de Investigación Avanzados (Darpa por su sigla en inglés) y tiene como objetivo lanzar armas a velocidades casi impensables. El Falcon llegará hasta los 21.000 kilómetros por hora durante su viaje por el borde de la Tierra, lo que equivale a 20 veces la velocidad del sonido o un viajar de Londres a Sidney en una hora.
Esa velocidad destrozaría el récord actual de velocidad por una nave no tripulada, el cual está en manos del X-43 de Nasa y se ubica más o menos en 10 veces la velocidad del sonido. Sin embargo, sería inferior a la velocidad de 26.000 kilómetros por hora que alcanzó el Falcon en su intento anterior. La razón detrás de la reducción es que en su primer vuelo, el Falcon duró tan solo 139 segundos en el aire antes de terminar en el océano por una falla en sus sistemas. De nada sirve el avión más rápido del mundo si solo dura dos minutos antes de desintegrarse.
Este tipo de velocidades exige volar donde hay menos fricción, lo que implica subir varios kilómetros hasta llegar al borde del planeta, donde la Tierra se acaba y el espacio comienza. Para llevar al Falcon hasta allá, Darpa usa un cohete que libera la nave ultraveloz una vez llega a la altura adecuada. En ese momento se dispara el Falcon y comienza el experimento.
La meta del vuelo es probar qué tan factible es mantener un vuelo estable mientras se liberan armas a 20 veces la velocidad del sonido. Eso exige un material de compuesto de carbono especial, que pueda aguantar los 2.000 grados centígrados de calor que genera la fricción del aire contra la nave. También requiere de sistemas de navegación que tengan la capacidad de hacer las diminutas correcciones que pueda exigir el viaje sin causar que la nave se accidente, como pasó en el primer vuelo.
Los interesados en el viaje del Falcon puede seguir en Twitter a @DARPA_News para enterarse de cómo va este ambicioso experimento.
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